REPUBLICA

La propuesta de una filosofia para la republica es de una tradicion de un  humanisno integral. Es un sistema de comunidad politica de impronta clasica.  Hoy,  ese regimen seria el de un republicanismo democrático con sus caracteristicas propias,  como el Estado de Derecho, la separación de poderes,  economia social de mercado,, las libertades políticas, los derechos y obligaciones de los ciudadanos y, sobre todo, el constitucionalismo, elementos que posibilitan  una sociedad  libre, democrática, y sobre todo, centrada en la dignidad humana.

Los fundamentos de  un régimen para republicano y democrático se ha debatido en los últimos setenta años, espcialmente luego de la Segunda Guerra Mundial. Ha habido una variedad de interpretaciones de esas raicis y de su significado apropiado. La tradición Catolica, vista como una fuerza dinámica para liberar a los ciudadanos de la opresion, se ha visto como la voz liberadora de la injusticia y la explotación económicas. Al configurar este modelo republicano, el papel del gobierno, el alcance de la libertad religiosa como también el contenido de las virtudes que una sociedad civil debe perseguir, ha recibido diferentes explicaciones, algunas contradictorias entre sí.

Los fundamentos de un régimen  republicano y democrático se ha debatido  largamente.  La hermeneutica de esta realidad politica es variada. Una variedad de interpretaciones del significado apropiado has sido sugeridas.  Liberales y conservadores, comunistas y socialdemócratas, han afirmado de una forma u otra, argumentos  que presentarian  la mejor forma de gobierno de una democracia real. . Sin embargo, con el  filosofo Alasdair MacIntyre , creemos que  “la política sistemática moderna, ya sea liberal, conservadora, radical o socialista, simplemente debe ser rechazada desde un punto de vista que debe lealtad genuina a la tradición de las virtudes; porque la política moderna misma expresa en sus formas institucionales un rechazo sistemático de esa tradición”. (Tras la Virtud) Nosotros sostenemos que el contenido de un régimen  democratico y sobre todo republicano, debe remontarse más atrás que las propuestas ideológicas,  recuperando la tradicion realista que se remonta a los albores del pensamiento político clásico.

Y esto por dos razones.

En primer lugar, una cuestion historica y  de filosofia poltica. Existe un a filosofia realista que parte de la experiencia de la politicidad – al decir de Aristóteles – y que,, con la influencia reparadora y purificadora de la idea de persona del cristianismo, conforma un orden politico moldeado por el bien común como fin de la sociedad política. Por eso, una democracia republicana  requiere moralidad y virtud cívica, capacidad de deliberación; sentido de comunidad, para nutrir un verdadero orden politico. Los aspectos positivos a destacar en las ideas del republicanismo clásico son la importancia de una mayor participación ciudadana en los asuntos públicos, la primacía del bien común sobre los intereses individuales, la relación necesaria entre libertad republicana y virtudes cívicas

Finalmente,  una cuestion cultural. La fe cristiana ha sido, y continua siendo la savia moral para evitar el desliz de la democracia hacia el totalistarismo . De ahi que, nuestro esfuerzo – siguiendo a Maritain – es por una “Cristiandad espiritual en la arena temporal y  realizar la Cristiandad politica. Podria ser considerado esto probable hoy dia? Un orden politico cristiano en el mundo no es construido artificialmente por medios diplomaticos; es el producto del espiritu de la fe. Presupone una fe practica vivida en la mayoria, una civilizacion con la impronta de una teologia y el reconocimiento de todos los derechos de Dios en la vida del Estado. Estamos lejos de ese ideal.  A menos que Dios intervenga milagrosamente o el exceso de desesperacion nos incita  en este mundo distraido hacia un momento de obediencia, los reinos de la tierra estan destinados por largo tiempo a las mas mortales divisiones.” (Primacia de lo Espiritual) 

Al prestar atención esa llamada, FILOSOFIA PARA UNA REPUBLICA como una iniciativa educativa y de filosofía pública, intenta proponer, de manera crítica, repensar y establecer un modelo de republicano y democrático, para nuestro tiempo, especialmente para Hispanoamerica.

REPUBLIC

The proposal for a philosophy for the republic stems from a tradition of integral humanism. It is a system of political community with a classical imprint. Today, that regime would be a democratic republicanism with its own characteristics, such as the rule of law, the separation of powers, a social market economy, political freedoms, the rights and obligations of citizens, and, above all, constitutionalism—elements that make possible a free, democratic society, centered on human dignity.

The foundations of a republican and democratic regime have been debated over the past seventy years, especially after World War II. There have been a variety of interpretations of these roots and their proper meaning. The Catholic tradition, seen as a dynamic force for liberating citizens from oppression, has been seen as the liberating voice from economic injustice and exploitation. In shaping this republican model, the role of government, the scope of religious freedom, and the content of the virtues that a civil society should pursue have received different explanations, some contradictory.

The foundations of a republican and democratic regime have been long debated. The hermeneutics of this political reality are varied. A variety of interpretations of the proper meaning have been suggested. Liberals and conservatives, communists and social democrats, have all, in one way or another, asserted arguments that would present the best form of government for a true democracy. However, with philosopher Alasdair MacIntyre, we believe that “modern systematic politics, whether liberal, conservative, radical, or socialist, must simply be rejected from the point of view of genuine allegiance to the tradition of virtue; for modern politics itself expresses in its institutional forms a systematic rejection of that tradition.” (After Virtue) We maintain that the content of a democratic, and especially a republican, regime must go back further than ideological proposals, recovering the realist tradition that dates back to the dawn of classical political thought.

This is for two reasons.

First, a historical and philosophical question. There is a realist philosophy that stems from the experience of politics—as Aristotle put it—and that, with the restorative and purifying influence of the Christian idea of ​​the person, shapes a political order shaped by the common good as the end of political society. Therefore, a republican democracy requires morality and civic virtue, the capacity for deliberation, and a sense of community to nurture a true political order. The positive aspects to highlight in the ideas of classical republicanism are the importance of greater citizen participation in public affairs, the primacy of the common good over individual interests, and the necessary relationship between republican freedom and civic virtues.

Finally, there is a cultural issue. The Christian faith has been, and continues to be, the moral lifeblood to prevent democracy from sliding toward totalitarianism. Hence, our effort—following Maritain—is for a “spiritual Christianity in the temporal arena” and to realize political Christianity. Could this be considered probable today? A Christian political order in the world is not artificially constructed by diplomatic means; it is the product of the spirit of faith. It presupposes a practical faith lived by the majority, a civilization imprinted with theology, and the recognition of God’s rights in the state’s life. We are far from that ideal. Unless God miraculously intervenes or excessive despair prompts us in this distracted world to a moment of obedience, the kingdoms of the earth are destined for a long time to the most deadly divisions.” (Primacy of the Spiritual)

As an educational and public philosophy initiative, heeding that call, PHILOSOPHY FOR A REPUBLIC seeks to critically rethink and establish a republican and democratic model for our time, especially for Latin America.