Dia de San Juan de la Cruz

San Juan de la Cruz, de la orden de las Carmelitas,  nació el 24 de junio de 1542 en Fontiveros, en Castilla y León (España). A los 17 años ingresó en un Colegio de Jesuitas y, cuatro años más tarde, tomó los hábitos de la orden de las Carmelitas y adoptó el nombre de fray Juan de san Matías. Luego de su ordenación sacerdotal adopta el nombre de Juan de la Cruz. es legendaria su amistad con  la gran Teresa de Ávila con quien fundara el  primer convento de Carmelitas Descalzos.  Fue rechazado, acusado de apostasía, por su intento de reforma de prácticas de las órdenes consagradas, e incluso condenado a la cárcel en Toledo. Y es ahí, en ausencia de la libertad donada, que empieza a escribir poesía. Poesía del deseo del alma hacia el Infinito, poesía mística, con notas cuasi eróticas que desnudan el profundo sentido religioso de su alma. Y de la nuestra, la de todos.

Glosas de El mismo (Excerpts)

Y aunque tinieblas padezco
en esta vida mortal
no es tan crecido mi mal
porque si de luz carezco
tengo vida celestial
porque el amor da tal vida
quando más ciego va siendo
que tiene al alma rendida
sin luz y ascuras viviendo.

Noche Oscura

En una noche oscura,
con ansias, en amores inflamada
¡oh dichosa ventura!,
salí sin ser notada
estando ya mi casa sosegada.

 A oscuras y segura,
por la secreta escala disfrazada,
¡Oh dichosa ventura!,
a oscuras y en celada,
estando ya mi casa sosegada.

En la noche dichosa
en secreto, que nadie me veía,
ni yo miraba cosa,
sin otra luz y guía
sino la que en el corazón ardía.

Aquésta me guiaba
más cierto que la luz del mediodía,
adonde me esperaba
quien yo bien me sabía,
en parte donde nadie parecía.

¡Oh noche que guiaste!
¡Oh noche amable más que la alborada!
¡Oh noche que juntaste
Amado con amada,
amada en el Amado transformada!

En mi pecho florido
que entero para él sólo se guardaba,
allí quedó dormido,
y yo le regalaba,
y el ventalle de cedros aire daba

El aire de la almena,
cuando yo sus cabellos esparcía,
con su mano serena
en mi cuello hería
y todos mis sentidos suspendía.

Quedéme y olvidéme,
el rostro recliné sobre el Amado,
cesó todo y dejéme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado